jueves, 14 de febrero de 2019

Somos cosmos, mi amor.

La simplicidad que genera la noche para sumirnos el alma ante la claridad de la luna,
nos enternece y nos eleva con facilidad a la conexión máxima que se desprende de nuestros cuerpos,
Cada noche, es un vaivén de besos en una cama que nos queda grande cuando somos dos.

El amor en su estado más puro con el silencio haciendo una orquesta, momentos que quedan suspendidos, donde la mente saborea la paz, pupilas que se intensifican con caricias y es el único momento donde se vive sin tiempos.

Ya no hablo de la noche, ni del amor cuando todo tu cuerpo sintoniza con el mío en cada encuentro, cada beso, es el momento exacto donde se genera la magia. Es el momento exacto donde somos uno
y las teorías de que somos polvos de las estrellas se vuelven mi religión oficial.




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